martes, 13 de diciembre de 2011

Poesía


Hoy dejo aquí una de mis poesías favoritas. No soy una gran fan de este tipo de lectura, pero cuando algo te pone los pelos de punta es porque es bueno de verdad. Ahí va:


Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma 
emerges de las cosas, llena del alma mía. 
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, 
y te pareces a la palabra melancolía. 
Me gustas cuando callas y estás como distante. 
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. 
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: 
Déjame que me calle con el silencio tuyo. 
Déjame que te hable también con tu silencio 
claro como una lámpara, simple como un anillo. 
Eres como la noche, callada y constelada. 
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. 
Me gustas cuando callas porque estás como ausente. 
Distante y dolorosa como si hubieras muerto. 
Una palabra entonces, una sonrisa bastan. 
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

Pablo Neruda- Me gusta cuando callas

jueves, 8 de diciembre de 2011

Amén.



"¿Es el hombre sólo un fallo de Dios, o Dios sólo un fallo del hombre?"

Llevo tiempo sin escribir, y es por ello que hoy vuelvo por todo lo alto: con una entrada cuanto menos discutible y controvertida… porque hablar sobre religión nunca es fácil. Aún así intentaré tratar este tema desde el respeto. Además quiero dejar claro desde YA que lo que deje aquí escrito solo serán opiniones personales.

Yo no soy creyente, no creo en Dios. Sin embargo, admito que puedo estar equivocada. Quizás sea una ilusa que por su poca fe esté condenando su alma a un fuego eterno. Tal vez sí, o tal vez no. Respeto la creencia de cada uno respecto a esta cuestión. Eso sí, si hay algo que jamás podré respetar al 100% de la religión es la institución que supone la Iglesia católica. Para decirlo finamente: me parecen unos mangantes que luchan por el control de la sociedad a través de una “compra/venta” de almas. Dicho de otra manera, lo que la iglesia te diría sería lo siguiente: dedica tu vida a nosotros, y entonces IGUAL te garantizamos la salvación cuando mueras. Eso sí, tú no eres libre para interpretar la biblia, nosotros te la damos masticada tomándonos sus metáforas de forma literal, y allá te las apañes tú.

Queridos católicos, yo respeto vuestra fe, pero por Dios (válgase la redundancia), ¡no os dejéis controlar! Somos libres para interpretar, para tener fe en lo queramos. ¿Por qué permitimos ese control tan absoluto sobre nuestra libre interpretación de la biblia y diversos hechos históricos? Tal vez sea porque saben que si la interpretáramos por nosotros mismos las ¾ partes de lo que nos cuentan en misa no cuadrarían con nuestras interpretaciones personales.

¿Sabéis lo curioso de todo esto? Que no, yo no creo en vuestro Dios, ni creo en vuestro Jesús. Lo que yo creo es que el Dios de los cristianos es el mismo que Buda, el mismo que Hades o Afrodita… incluso el mismo que Alá. Lo que ocurre es que el ser humano es inteligente, y ha tergiversado a esa entidad a lo largo de los tiempos según su conveniencia, poniéndoles distintos nombres y cambiando las reglas morales de esas religiones de acuerdo a las diversas normas éticas de cada sociedad y cada tiempo. Eso sí, siempre con el mismo objetivo: el del control poblacional. Porque ¿qué es lo que más teme el hombre? Aquello que sabe que existe, pero que no puede ver. No hay mayor temor que sentir que algo desconocido controla tu destino. Y una de las pruebas que corrobora lo que acabo de decir sobre el control social es, por ejemplo, que incluso la divinidad de Cristo fue sometida a debate en su momento. Hasta entonces Jesús no había sido más que un profeta, y de la noche a la mañana pasó de ser un hombre normal, a ser el hijo de Dios.

Otra cosa que no me gusta de la iglesia es ese carácter anticuado y absolutamente retrógrado que parece impregnarla en su conjunto. Manda narices que todavía no hace muchos años el Papa tuviera que pedir perdón por todas las muertes causadas por esta misma institución a científicos del todo el mundo. Tal vez tengamos suerte y dentro de un par de siglos otro nuevo Papa salga al balcón con sus vestimentas de miles de euros, y se disculpe por no haber estado hoy a favor de llevar preservativos a África, o por haber dejado de lado a la mujer dentro de su Iglesia. Que lleva un retraso de unos cuantos siglos, no es una novedad. Y el problema no sería tan grave si no fuera porque la mitad de la población va tras ella, acatando todo lo que dice como si fuera la única verdad.

Hoy no puedo pedir rebeldía, porque una simple opinión no puede competir contra la fe de millones de personas. Y ¿sabéis qué? Aunque pudiera hacer algo, no lo haría, porque considero que para muchas personas sus creencias son lo único que mueve su mundo y que las impulsa a seguir adelante. Creed, tened fe: eso es bueno. Pero nunca, NUNCA, dejéis que decidan por vosotros.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Momentos



"Aprende de quienes pueden enseñarte, y nunca permitas que la vida te pase por encima sin que la vivas"

Creo que la vida se basa en saber distinguir los momentos mediocres de los momentos sublimes. Se basa en saber ver los momentos que llenan, y en tener la capacidad de diferenciarlos de aquellos otros que nos rompen y resquebrajan. La mayoría de las personas están demasiado ocupadas empeñándose en mantener su indiferencia frente al mundo, y es ese pasotismo el que les priva de recordar los momentos puntuales que pueden marcarlos de por vida si son capaces de percibirlos. Seguramente sólo aquellos enamorados de la vida tengan la habilidad de reconocerlos entre los cientos de segundos que marcan nuestros días. Y es que esos momentos que brillan con luz propia son cortos, frágiles, inesperados… llenos de sentimiento y, en ocasiones, de pasión. Están llenos de contenido: un contenido sólo visible para aquellos que realmente desean ver. Son instantes efímeros, transparentes, casi sin forma… pero así mismo maravillosos.

Seguramente todo el mundo desea conseguir equilibrio y estabilidad. Yo siempre he pensado que el arma más poderosa que tenemos los seres humanos para conseguir ambos objetivos es el recuerdo, porque a través de él podemos evocar todos esos momentos puntuales de nuestro pasado: compararlos, medirlos y evaluarlos… y así encontrar serenidad. Sólo si somos capaces de ver el lado bueno y malo de las cosas, de recordar nuestros errores y de valorar nuestras virtudes, podremos seguir andando sin mirar atrás ni un instante. Todos hemos tenido momentos sublimes en nuestra vida, el único reto consiste en encontrarlos entre todos los pensamientos, acciones y recuerdos de nuestro pasado. Seguramente sean instantes difíciles de hallar, ya que si hemos estado ciegos toda nuestra vida, desear ver de la noche a la mañana sólo nos reportará fracaso y frustración. Sin embargo, el simple hecho de intentarlo, es la clave de la estabilidad tanto emocional como psicológica.

Sólo quienes abren la mente y los ojos, viven el día a día, y no dejan pasar ni un solo instante sin haberlo disfrutado serán capaces de discriminar entre los momentos que merecen la pena ser recordados y los que no. Serán solamente esas personas las que podrán vivir sintiéndose satisfechos consigo mismos, porque sabrán que en su mente únicamente reside un pasado lleno de cosas dignas de ser contadas.

lunes, 21 de noviembre de 2011

¿Democracia?


"Yo no pertenezco a ningún partido político organizado, soy demócrata"

Cuando comencé este blog me prometí a mí misma que cuando hablara de política jamás mencionaría a ningún partido político en concreto. Hoy, día 21 de Noviembre, se me hace necesario romper esa regla: 

Empezaré diciendo que no entiendo a quienes se alegran de la rotunda victoria del PP. Nadie, ni siquiera sus votantes, deberían estar contentos por el hecho de que sacara una mayoría absoluta tan contundente ¿Soy acaso la única que piensa que ningún partido político debería ganar nunca con una mayoría tan amplia? Porque recordemos que el PP no solo ha arrasado en estas elecciones generales, ¡sino que también lo hizo en las autonómicas! Gracias a esto hoy nos encontramos sumergidos en una especie de "dictadura" donde un solo partido podrá hacer lo que le venga en gana, en cualquier rincón de España, y sin dar cuentas a nadie. Y este cambio, por mucho que se pinte de innovador, no es nuevo. Es un círculo vicioso en el que cada vez que la derecha mete la pata el siguiente gobierno pasa a ser socialista, y viceversa. El hecho de que vivimos inmersos en un bipartidismo claro donde la ley electoral favorece a los partidos mayoritarios, es una realidad. 

Sé que quien lea esta entrada se echará las manos a la cabeza cuando me vea comparar una aparente democracia con un sistema dictatorial. Tal vez sea ligeramente exagerado calificarlo así pero, como ya he dicho, nuestro único representante a partir de este momento será un único partido. Sus decisiones, sean buenas o malas, serán aprobadas siempre (excepto si desean reformar la constitución. En ese caso precisarían de más apoyos). La marea azul del PP ha invadido un país que se merece más representación de la que tiene, especialmente teniendo en cuenta que este partido solo ha conseguido el 48% de los votos. Personalmente, me resulta tremendamente injusto que el otro 52% de los votantes se quede sin una representación política dentro de un sistema que presume de ser democrático. Porque esto, señores, no es democracia.

La culpa, obviamente, es del sistema electoral. Pero soñar con cambiarlo por uno más igualitario es una utopía. Ni el PP ni el PSOE cambiarán nunca un sistema que les beneficia de forma tan gratuita en todas las elecciones.

He de añadir, sin embargo, que me agrada la subida en escaños por parte de ciertos partidos minoritarios. Nunca estos partidos tuvieron tanta representación parlamentaria como la que tendrán los próximos cuatro años. Y esto, en mi opinión, es bueno ya que refleja el disgusto de la población española con los partidos más mayoritarios. Es tiempo de hacerles un hueco a estos pequeños partidos, porque algunos de ellos tienen grandes ideas y muchas cosas que aportar. Seguramente no consigan nada, pero al menos se harán oír, y eso es mucho de cara a las próximas elecciones.

Sin salirme del tema de los partidos minoritarios me gustaría, haciendo un punto y seguido, aportar algo que oí ayer en la televisión: en Antena 3 Matías Parts se enorgullecía porque, según él, estas son las primeras elecciones donde ETA no se presenta a las elecciones. Yo le respondería con otra afirmación que escuché en otra cadena: querido Matías, "Amaiur es el partido de ETA". Quien se haya creído que ETA realmente ha puesto fin a su actividad es un ingenuo. No fue casualidad que proclamaran su final justo un mes antes de las elecciones, y es sólo cuestión de tiempo que vuelvan a actuar.

Para finalizar la extensa entrada de hoy quiero hablar sobre algo que me resulta realmente curioso. He visto que en varias redes sociales se habla de "rojos" y "fachas". Tal vez esté equivocada, pero me parece que estamos en el año 2011. Esos términos no reflejan sino a unas pequeñas minorías que se encuentran apartadas de una sociedad caracterizada por ideologías de centro-izquierda. En estas elecciones todos pedíamos un cambio radical, y cada uno ha elegido el cambio que mejor le ha parecido. Esto, sin embargo, no nos convierte en extremistas. Habrá habido decisiones más o menos acertadas, pero eso sólo el tiempo lo puede decir. Ahora lo único que podemos hacer es estar unidos, porque una sociedad fragmentada no tiene voz ni poder frente a las injusticias.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Reflexionemos.


"Sólo la propia y personal experiencia hace al hombre sabio"


Hoy es un día "especial". Hoy, es el último día en el que tendremos al frente de nuestro país a un gobierno socialista con Zapatero al frente. Hoy, es el último día antes de que se produzca ese cambio que el PP tan alto se ha dedicado a proclamar durante su campaña electoral. Pero, si lo miramos con perspectiva, creo que todos nos daremos cuenta de que un cambio de esta envergadura no tiene porqué ser positivo.

Hace unas horas vi en una página web una imagen bastante representativa de nuestra situación actual: aparecía Frankestein recogiendo flores con una niña. La niña le dice al monstruo que está sorprendida, ya que ella creía que era malvado. Frankestein la mira sonriente y le responde que lo que ocurre es que está en plena campaña electoral.

¿Qué es lo que quiero decir con esto? Que es absurdo fiarse de las promesas de un partido que ha sacado soluciones repentinas a nuestras desgracias sociales sólo durante las últimas semanas. Para confiar en uno u otro partido no basta con ver un par de meetings y dejarse convencer con palabras bonitas justo antes de las elecciones. Lo importante hoy es saber discriminar entre mentiras y verdades, y reflexionar sobre las trayectorias de estos partidos a lo largo de los últimos años. Con esto no quiero dar la impresión de estar defendiendo al PSOE, ni mucho menos... pero tampoco le daré carta blanca al PP cuando lo único que he visto en los ultimos 8 años han sido disputas tontas entre ambos partidos sin que ninguno de los dos propusiera soluciones contundentes.

Yo soy partidaria de apoyar a aquellos partidos minoritarios que, mientras que Zapatero y Rajoy se tiraban los trastos a la cabeza en discusiones basadas en "si", "no", "eres tonto", "tú lo eres más"... se dedicaron a proponer medidas adecuadas a nuestros problemas tanto sociales como económicos. El problema reside en que estos partidos tienen su aparición absolutamente vetada en la mayoría de los medios de comunicación.  Es por esto por lo que hemos de huir del control bipartidista que se está ejerciendo sobre el monopolio de los medios de comunicación y por lo que, una vez más, nos toca a nosotros ser los encargados de ejercer como transmisores de toda aquella información que creamos importante. Hoy en día sólo Internet sigue siendo medianamente libre, y tenemos la suerte de que las redes sociales están llenas de seguidores de estos pequeños partidos. Somos esos seguidores los que debemos tomar el control y transmitir sus voces a nuestros padres y abuelos. Porque si no tomamos el control hoy, nadie lo hará por nosotros mañana.

martes, 15 de noviembre de 2011

¡Sonríe!


"Sonríe aunque sólo sea una sonrisa triste, porque más triste que la sonrisa triste, es la tristeza de no saber sonreír"

Aún a riesgo de sonar algo ñoña o empalagosa me arriesgaré diciendo que creo que uno de los mayores poderes del mundo es el de la sonrisa. Tal vez suene irónico introducir este tema entre tanta vorágine política y económica, pero creo que es necesario hablar sobre ello dado que es una de las cosas que primero desaparecen en una sociedad venida a menos como la nuestra. Yo, personalmente, adoro hablar, soltar tonterías sin sentido, comentar ironías, y reírme hasta que me duele la barriga. Me encanta que las personas sean agradables y no comprendo a quienes siempre caminan por la calle con el ceño fruncido.

Que nadie es perfecto es algo que todos sabemos y que resta afirmar. Sin embargo, aún hoy los estereotipos sociales nos siguen incitando a buscar la perfección límite en todos los aspectos de nuestra vida. Seguramente sea tiempo de dejar de intentar buscar dicha perfección, y de empezar a querernos tal y como somos. 

Opino que una de las más maravillosas habilidades con las que contamos los seres humanos es la capacidad de reírnos de nosotros mismos, porque eso nos proporciona las herramientas necesarias para seguir escrutando los rincones de la vida sin depender del "qué dirán". Nadie nos querrá nunca si no nos queremos nosotros primero. Por propia experiencia os digo que sólo cuando dejamos a un lado nuestras imperfecciones y seguimos adelante aceptándolas y sonriendo, es cuando conseguimos ser verdaderamente felices.

Una vez leí en alguna página en blanco que el amor consiste en enamorarse de las imperfecciones de los demás. A día de hoy creo que eso es absolutamente veraz, porque aunque amar las facciones buenas de los demás es infinitamente sencillo, sólo cuando aceptamos a alguien con todos sus fallos y sus virtudes, cuando la queremos tal y como es y no intentamos cambiarla... es cuando hallamos el verdadero amor.

Creo que la única forma de afrontar lo que esté por venir (sea lo que sea), es mirando al futuro con buena cara: avanzando siempre de forma acorde a nuestros sueños, y no mirando nunca hacia atrás. Y siempre sonriendo... porque sonreír nos hace libres.

Para finalizar hoy, y sin que sirva de precedente, desearía dedicar este último párrafo a alguien muy especial en mi vida. A esa persona deseo agradecerle que, sin quererlo, me haya enseñado que los silencios pueden ser hermosos si se llenan con miradas, y que hay momentos en los que las palabras carecen de sentido. Gracias por ser no solo mi pareja, sino también mi compañero, mi confidente y mi mejor amigo. Gracias por hacerme ver que la felicidad es sencilla si se llena de risas y sonrisas.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Cumbres borrascosas


"Una injusticia hecha al individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad"

Hoy he leído en un periódico algo que me ha hecho pensar. Era un artículo de opinión que comparaba el trabajo en España con el agua. Sí, habéis leído bien: con el agua. Ni más ni menos. Este artículo explicaba que, así como el agua es esencial para sobrevivir (en un contexto natural y biológico) el trabajo sería, del mismo modo, nuestro sustento dentro de un contexto social y politizado.

Las incongruencias sobre el empleo y todo lo que este conlleva: salario, despido, vivienda... se multiplican. Lo que pretendo exponer hoy comienza con el dato de que actualmente tenemos 5 millones de parados en España. 5 millones que no podrán encontrar un empleo fijo porque tenemos un gobierno que no está creando nuevos puestos de trabajo. Lo que está provocando este -gran- inconveniente es que muchas familias españolas cuyos miembros no tienen empleo están siendo desahuciadas. Lo lógico sería pensar que una vez efectuado el desahucio las deudas de la familia con el banco correspondiente quedan saldadas. Pero nada más lejos de la realidad. ¡En la mayoría de los casos la familia sigue debiendo la hipoteca! Y yo me pregunto: ¿Tiene esto algún sentido? ¿Cómo es posible que una familia desahuciada por impago pueda seguir haciendo frente a la hipoteca de su anterior casa? A esto he de añadir que muchas comunidades autónomas, además, están empezando a prohibir (a riesgo de cuantiosas multas) el proveer de dinero a la gente que mendiga en la calle. Supongo que los ilustrísimos señores del gobierno piensan que el aire es nutritivo y que podemos vivir de él.

Quiero mencionar también que, a la par que nuestro país está inmerso en este horrible círculo vicioso, nuestros amados gobernantes votan a favor de auto-regalarse Ipods y de subirse los sueldos. He de hacer notar, así mismo, que dichos gobernantes no están a favor de las "Leyes de transparencia", donde los ciudadanos podamos acceder a los registros que notifiquen en qué elementos se gastan nuestros impuestos; que no desean revelar los costes de sus campañas políticas; ni tienen intención de renunciar a unos privilegios que, en mi más humilde opinión, quedaron obsoletos hace décadas.

Hay quien dice que la política corrompe. Hay quien afirma que el hombre es malo y egoísta por naturaleza. A mí me gusta tener fe en la humanidad. Está claro que se acercan cumbres borrascosas. Está claro que lloverá. Está claro que nos mojaremos, qué sufriremos y lloraremos. Pero toda borrasca acaba disipándose. Es hoy, más que nunca, cuando debemos tener esperanza... porque ninguna borrasca dura eternamente.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Hablemos sobre el maltrato


                         "No des tu corazón a quien lo rompe. Cógelo y huye"


Hablar sobre el maltrato, para el 80% de las personas, significa hablar de violencia de género: un hombre que pega a su mujer, que la destroza, que la asesina cruelmente con un cuchillo o tirándola por una ventana. Me gusta pensar que el 20% restantes vemos un poquito más allá y concebimos otros significados posibles para este término

Yo, personalmente, estoy en contra de la ley de violencia de género actual, así como de que el gobierno creara un Ministerio de Igualdad en el 2008. Esto, por supuesto, no significa que tenga una mentalidad retrógrada y considere que las mujeres debemos ser sometidas al yugo y predominancia de los hombres. Lo que ocurre es que me parece paradójico que exista un Ministerio de Igualdad mientras que la Ley de Violencia de Género contempla sólo penas máximas para el maltrato de hombres hacia mujeres. Disculpad, señores del gobiernos, corregidme si me equivoco... pero ¿igualdad no significa acaso que la pena debe ser igual de dura tanto si es un hombre el que maltrata a una mujer como si es a la inversa? ¿Qué sentido tiene que si yo asesino a mi marido lo denominéis "violencia doméstica" y la pena que recaiga sobre mí sea infinitamente menor que si hubiera sido al revés?

Lo que yo y mucha más gente pensamos es que estas "estrategias" políticas solo sirven para ganarse el voto de aquellas minorías que elevan la voz de vez en cuando y que la multitud acaba acallando. Estoy hablando, por ejemplo, de las feministas más radicales. Y funciona, ¡por supuesto! Pero las consecuencias de que estos partidos políticos ganen un puñado más de votos, es que al mismo tiempo la sociedad pierde: perdemos en derechos, en justicia, y perdemos en libertad.

Tampoco llego a comprender que una pena de cárcel sea diferente si me asesina mi marido, que si me asesina mi padre. ¿No es acaso un asesinato igualmente? En ambos casos habría motivos emocionales y sentimentales, pero mi padre estaría libre mucho antes. ¿Y si es a mi hijo al que asesina mi marido? La pena también sería diferente que si me asesina a mí, porque claro, ¡eso no es violencia de género!

Las lagunas que hay en nuestras leyes actuales son muchas, eso está claro. La justicia que se supone que es nuestra defensora es, así mismo, excesivamente deficiente. Hay quien dice que las manifestaciones y las revueltas pacíficas no sirven de nada. Hay quien aboga por una inmovilización social basada en quedarse en casa y gritarle al televisor. Yo creo que cuando se sale a la calle sí conseguimos algo: hacernos oír. Y hacerse oír, señores, es mucho...¡porque somos muchos! y cada nueva voz se suma a las anteriores. Yo no quiero vivir en un país que tenga que crear un ministerio de igualdad para contentar a las masas. La igualdad es un valor que deberíamos inculcar a nuestros hijos desde el ámbito de la educación: en los colegios y en nuestras casas. ¿Son necesarias las campañas? Por supuesto, pero solo siempre y cuando traten la igualdad desde un punto de vista amplio y sin matices. Porque si todos somos iguales, todos deberíamos sentirnos igual de amparados por las leyes y la justicia.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Reflexión sobre la libertad


Hoy me he descubierto mirando embobada un cuadro que hay colgado en mi habitación. Está pintado al óleo, y su autora fue en sus tiempos una gran artista. Esa artista de la que hablo era yo, que a mis 12 años adoraba llenarme las manos de pintura y emborronar lienzos a pinceladas. He sentido una punzada de añoranza y mi mente se ha llenado de imágenes de mi infancia. He recordado las buenas tardes jugando a los Power Ranger o a Xena, ¡la princesa guerrera! He recordado las confidencias con mis amigas, los secretos que creíamos tan serios e importantes, los novios con los que nunca llegaba a mediar siquiera una palabra. He recordado las series de televisión, los buenos dibujos de cartoon network de los que aún hoy muchos de nosotros recordamos sus canciones. ¡Me he acordado de lo que sufríamos jugando a los tazos! Un mal movimiento de muñeca y ¡zas! Lo perdías todo en un abrir y cerrar de ojos. Las Game Boys color, con las que nos intercambiábamos pokemon entre amigos en los minutos de recreo. ¿Y aquella tensión cuando entrabas en una cueva y no tenias “destello”? Llorábamos cuando veíamos morir a Mufasa en el Rey León, y reíamos a carcajadas con los libros de “Manolito gafotas”. Probablemente quien no haya hecho todas estas cosas se ha perdido una infancia maravillosa.

Lo más curioso en la vida de una persona es que cuando somos niños lo único que deseamos en el mundo es poder crecer para que dejen de tratarnos como a críos, mientras que cuando somos adultos lo daríamos todo por dejar de tener responsabilidades y poder volver a esos buenos años de nuestra niñez. Lo peor de todo esto es, seguramente, la presión social y las reglas morales y éticas que nos obligan a actuar como se espera de nuestra edad. Ver dibujos es para niños, ilusionarse por un nuevo videojuego está mal visto, ¿sonreír cuando ves peluches de tu infancia en un escaparate? ¡Eso no es propio de un adulto! ¿En qué momento nos hemos vuelto una  sociedad tan agresiva y tan poco liberal? La respuesta, probablemente, sea que nunca hemos sido liberales. Intentamos aparentarlo, pero incluso nosotros mismos acabamos interiorizando estas normas, y recordándoselas a quienes se las saltan.

Y no solo somos poco liberales en el amor por la infancia y su añoranza. Aún miramos a otro lado cuando vemos a una pareja de homosexuales. Nos escandalizamos cuando nos enteramos de que en cierta pareja la mujer trabaja y el hombre está en casa. ¿Contratar a un chico para que cuide a mis hijos? No gracias, yo de ese no me fío.

Sé que mis conclusiones suelen ser un tanto revolucionarias y tal vez medianamente utópicas. Esta vez no va a ser diferente: creo que somos la generación clave para provocar cambios. Internet se está apropiando del mundo y nosotros tenemos la suerte de ser los dueños de las redes sociales. Estamos viviendo una época de retraso social y económico, y es por ello que en nosotros recae la responsabilidad de impulsar a este país proporcionándole unos valores que predominen por encima de las antiguas y retrógradas reglas. Alcanzar la libertad está solo en nuestras manos, en nuestra fuerza de corazón y en nuestras buenas intenciones. No sólo debemos intentarlo, sino que debemos conseguirlo.

"Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo"

jueves, 10 de noviembre de 2011

Decisiones


Es imposible hablar de política sin hablar de engaños y de corrupción. Así mismo también es imposible hablar de política sin mencionar la palabra "esperanza". Como algún sabio dijo en su momento "la esperanza es lo último que se pierde", y es por eso que aún analizamos con ansia los debates televisivos, por lo que buscamos sin temor un partido político cuyas ideas reflejen nuestros valores, por lo que nos enfadamos y sufrimos cuando escuchamos mentiras, o por lo que nos alegramos cuando alguien toma una decisión que creemos acertada.

Yo, particularmente, me considero algo peculiar en este tema. Cuando me preguntan si soy de izquierdas o de derechas siempre respondo lo mismo: "¿de corazón, o de partido político?". Creo que de corazón todos (o casi todos) tenemos una ideología común basada en: una cierta calidad de vida, unas leyes que nos representen y una justicia que, como su propio nombre indica, sea justa de verdad. Buscamos un buen colchón económico en el que apoyarnos, un trabajo adecuado a nuestra formación, un salario que nos permita tener una vivienda digna y que nos deje criar bien a nuestros hijos. Queremos que nuestro futuro y el de los nuestros esté asegurado. Ni más ni menos.

Ahora bien, ¿qué debemos votar cuando -a efectos prácticos- los dos partidos principales de nuestro país no siguen esta ideología? ¿Qué debemos hacer cuando esos partidos no nos representan? Dejarse guiar por los programas electorales, en mi opinión, es un error. La mayoría son una utopía. Pintan las cosas de color de rosa y los adornan con florituras, arco iris, y unicornios voladores. Los llenan de promesas vacías que jamás llegarán a cumplir. Yo, personalmente, no me los trago. 

Hoy nos encontramos en una situación difícil en la que para decidir qué votar cada uno ha de valorar antes qué potencial tienen los partidos políticos existentes, y cuánto pueden usar ese potencial para ayudarnos. Es evidente que nuestro país precisa de un cambio, sea el que sea. Aceptemos lo que esté por venir en las elecciones del 20N, y programemos un cambio de mentalidad para el futuro. Hemos tardado en actuar esta vez, pero nunca es tarde para promover una lucha a largo plazo. Nada es imposible cuando la situación se hace insostenible siempre y cuando seamos fuertes. Demostrémosle al mundo que nuestra ideología de corazón no es una fantasía.


"Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos por hacer lo posible imposible."

miércoles, 9 de noviembre de 2011

A los escépticos


A aquellos que no creen en las virtudes de la humanidad, que piensan que hay más cosas en el mundo aparte del cariño, que afirman que el amor no es la base de todas las cosas… yo os digo que estáis equivocados. No soy una romántica empedernida, no tengo las paredes pintadas de rosa, ni dibujo corazones en los márgenes de los libros. Espero, sin embargo, convencer a más de uno sobre este tema. Y es que, como siempre he dicho y siempre diré: el amor mueve montañas.

Cuando vosotros, los escépticos, oís esa palabra (“amor”) pensáis automáticamente en el amor romántico, en el amor de pareja. Pero nada más lejos de la realidad. Hay tantos tipos de amor que incluso a un experto le costaría nombrarlos todos. Yo hoy, en unas pocas líneas, desearía poder demostraros que todo, TODO en el mundo tiene que ver con el amor.

Y no, no voy a aceptar que me digáis que las desgracias y los asesinatos no tienen nada que ver con él cuando la mayoría se cometen por el amor a la codicia o por el amor a uno mismo. No me digáis que una madre que muere por salvar a su hijo no es una muerte por amor. Que nadie diga que un político corrupto no siente amor, porque lo siente por el dinero.

¿Vais acaso a convencerme de que unos padres heroinómanos que abandonan a sus hijos y los matan de hambre no sienten amor? Por supuesto que lo sienten, están enamorados de la droga. ¿Y aquellos que prefieren ver morir a un familiar por no proporcionarle un tratamiento porque su religión se lo impide? Amor hacia la fe, hacia Dios. Las guerras, incluso, se basan en el amor por el poder.

¡Por supuesto! Es obvio que muchos de estos tipos de amor son en los que nunca reparamos, porque simplemente no deseamos ver que existen y negamos su realidad. Pero existen. Son amores tóxicos, envenenados, que sin embargo pueden llegar a ser tan fuertes como el amor romántico y sano por un amigo, un novio, o una madre.

No soporto a quienes afirman que quienes queremos luchar por un mundo mejor estamos perdiendo el tiempo. No entiendo que alguien quiera vivir entre tanto amor podrido. La vida es un carrusel, el tiempo pasa, y se nos acaba el tiempo para elaborar nuestra propia guerra. No hablo de una guerra colectiva, sino de que cada uno haga una guerra particular: que practique entre los suyos unos valores cargados de cariño y afecto, pero siempre sabiendo ver en el horizonte todos esos amores tóxicos. Y es que sólo si sabemos que existen, sabremos como no rendirnos a ellos.

"A este ruido, tan huérfano de padre, no voy a permitirle que taladre un corazón podrido de latir"

martes, 8 de noviembre de 2011

Palabras


"Dejemos que fluyan las palabras. Y que sean otros los que les encuentren su sentido"

Soy de esa poca gente que piensa que quien no ha conocido la belleza de las palabras, no ha vivido realmente. Dejarse envolver por ellas, dejar que te transporten, que te muestren su magia, son de esas cosas que te hacen débil a la vez que te fortalecen: te hacen crecer, te hacen cambiar, son capaces de provocar que tus valores y tus ideas sobre la vida, la muerte, el amor y el odio se transformen.

No entiendo a quienes apartan a las palabras de sus vidas cuando a mí, personalmente, son capaces de hacerme llorar, de hacerme reír, de hacerme estremecer. No sabría vivir sin ellas. No sabría vivir sin las novelas, los cuentos, las frases reflexivas, las poesías, las canciones. ¡Cómo vivir sin poder expresar sentimientos y emociones!

Opino que en todo escritor su talento reside en ser capaz de emocionarse a sí mismo con sus textos, porque creo que quien no es capaz de emocionarse a sí mismo jamás podrá emocionar a los demás.

Para mí escribir es especial porque es una forma de expresar todo lo que siento sabiendo que nunca se borrará, que siempre permanecerá. Escribir es mi vida pero no deseo escribir libros ni ser conocida, porque entonces las palabras dejarían de ser hermosas, y cuando algo que amas se torna en una obligación esa habilidad acaba perdiendo toda su magia. Personalmente, prefiero seguir escribiendo para mí y para quien desee leerme. Y ojalá algún día sea capaz de ilusionar a alguien con mis palabras. Y es que, sinceramente, que alguien disfrute con mis pequeños intentos de expresarme, para mí supondría la mayor satisfacción del mundo.

Analogía sobre la felicidad


"Querer es poder, desear es realizar"

Es curioso el cómo pasa la vida por delante de nuestros ojos sin que apenas nos demos cuenta. Millones de caras, de ojos, de labios, de manos, de sonrisas forzadas. Millones de frases, de palabras incoherentes que formulamos casi automáticamente. Millones de personas con las que nos vamos cruzando y en las que no reparamos. Todos buscando una misma cosa: la felicidad.

Yo soy de las que piensan que la felicidad es un mito, al menos para aquellos que la buscan con ansia y que lo único que desean en la vida es abrazarse a ella. Esos son, precisamente, quienes en lugar de atrapar intacta la felicidad y acomodarla en sus vidas acaban destrozándola y rompiéndola: la arañan, la queman, la vuelven inservible. Somos seres sociales, inteligentes y, por definición, incansablemente inconformistas. Yo creo que es ahí en donde reside el problema. La felicidad consiste en conformarse: en mirar a nuestro alrededor, ver todo lo bueno que tenemos a nuestro lado y conformarnos. Porque señores, a veces tan solo un buen amigo, una madre, un padre, un hermano o una pareja, por sí sola, puede hacernos ser más felices y llenarnos más que si tuviéramos cientos de vínculos vacíos y sin sentido.

No debemos buscarla, sino dejar que sea ella la que nos encuentre. Ver más allá de todo lo que pretende vendernos una sociedad consumista cargada de estereotipos, cuyo único propósito es que paguemos una buena suma por una felicidad artificial llena de objetos materiales.

Quien no es feliz es porque no quiere. Todos tenemos cosas buenas en nuestro mundo particular y es a eso, precisamente, a lo que debemos aferrarnos.