martes, 8 de noviembre de 2011

Analogía sobre la felicidad


"Querer es poder, desear es realizar"

Es curioso el cómo pasa la vida por delante de nuestros ojos sin que apenas nos demos cuenta. Millones de caras, de ojos, de labios, de manos, de sonrisas forzadas. Millones de frases, de palabras incoherentes que formulamos casi automáticamente. Millones de personas con las que nos vamos cruzando y en las que no reparamos. Todos buscando una misma cosa: la felicidad.

Yo soy de las que piensan que la felicidad es un mito, al menos para aquellos que la buscan con ansia y que lo único que desean en la vida es abrazarse a ella. Esos son, precisamente, quienes en lugar de atrapar intacta la felicidad y acomodarla en sus vidas acaban destrozándola y rompiéndola: la arañan, la queman, la vuelven inservible. Somos seres sociales, inteligentes y, por definición, incansablemente inconformistas. Yo creo que es ahí en donde reside el problema. La felicidad consiste en conformarse: en mirar a nuestro alrededor, ver todo lo bueno que tenemos a nuestro lado y conformarnos. Porque señores, a veces tan solo un buen amigo, una madre, un padre, un hermano o una pareja, por sí sola, puede hacernos ser más felices y llenarnos más que si tuviéramos cientos de vínculos vacíos y sin sentido.

No debemos buscarla, sino dejar que sea ella la que nos encuentre. Ver más allá de todo lo que pretende vendernos una sociedad consumista cargada de estereotipos, cuyo único propósito es que paguemos una buena suma por una felicidad artificial llena de objetos materiales.

Quien no es feliz es porque no quiere. Todos tenemos cosas buenas en nuestro mundo particular y es a eso, precisamente, a lo que debemos aferrarnos.

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