martes, 15 de noviembre de 2011

¡Sonríe!


"Sonríe aunque sólo sea una sonrisa triste, porque más triste que la sonrisa triste, es la tristeza de no saber sonreír"

Aún a riesgo de sonar algo ñoña o empalagosa me arriesgaré diciendo que creo que uno de los mayores poderes del mundo es el de la sonrisa. Tal vez suene irónico introducir este tema entre tanta vorágine política y económica, pero creo que es necesario hablar sobre ello dado que es una de las cosas que primero desaparecen en una sociedad venida a menos como la nuestra. Yo, personalmente, adoro hablar, soltar tonterías sin sentido, comentar ironías, y reírme hasta que me duele la barriga. Me encanta que las personas sean agradables y no comprendo a quienes siempre caminan por la calle con el ceño fruncido.

Que nadie es perfecto es algo que todos sabemos y que resta afirmar. Sin embargo, aún hoy los estereotipos sociales nos siguen incitando a buscar la perfección límite en todos los aspectos de nuestra vida. Seguramente sea tiempo de dejar de intentar buscar dicha perfección, y de empezar a querernos tal y como somos. 

Opino que una de las más maravillosas habilidades con las que contamos los seres humanos es la capacidad de reírnos de nosotros mismos, porque eso nos proporciona las herramientas necesarias para seguir escrutando los rincones de la vida sin depender del "qué dirán". Nadie nos querrá nunca si no nos queremos nosotros primero. Por propia experiencia os digo que sólo cuando dejamos a un lado nuestras imperfecciones y seguimos adelante aceptándolas y sonriendo, es cuando conseguimos ser verdaderamente felices.

Una vez leí en alguna página en blanco que el amor consiste en enamorarse de las imperfecciones de los demás. A día de hoy creo que eso es absolutamente veraz, porque aunque amar las facciones buenas de los demás es infinitamente sencillo, sólo cuando aceptamos a alguien con todos sus fallos y sus virtudes, cuando la queremos tal y como es y no intentamos cambiarla... es cuando hallamos el verdadero amor.

Creo que la única forma de afrontar lo que esté por venir (sea lo que sea), es mirando al futuro con buena cara: avanzando siempre de forma acorde a nuestros sueños, y no mirando nunca hacia atrás. Y siempre sonriendo... porque sonreír nos hace libres.

Para finalizar hoy, y sin que sirva de precedente, desearía dedicar este último párrafo a alguien muy especial en mi vida. A esa persona deseo agradecerle que, sin quererlo, me haya enseñado que los silencios pueden ser hermosos si se llenan con miradas, y que hay momentos en los que las palabras carecen de sentido. Gracias por ser no solo mi pareja, sino también mi compañero, mi confidente y mi mejor amigo. Gracias por hacerme ver que la felicidad es sencilla si se llena de risas y sonrisas.

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