"Yo no pertenezco a ningún partido político organizado, soy demócrata"
Cuando comencé este blog me prometí a mí misma que cuando hablara de política jamás mencionaría a ningún partido político en concreto. Hoy, día 21 de Noviembre, se me hace necesario romper esa regla:
Empezaré diciendo que no entiendo a quienes se alegran de la rotunda victoria del PP. Nadie, ni siquiera sus votantes, deberían estar contentos por el hecho de que sacara una mayoría absoluta tan contundente ¿Soy acaso la única que piensa que ningún partido político debería ganar nunca con una mayoría tan amplia? Porque recordemos que el PP no solo ha arrasado en estas elecciones generales, ¡sino que también lo hizo en las autonómicas! Gracias a esto hoy nos encontramos sumergidos en una especie de "dictadura" donde un solo partido podrá hacer lo que le venga en gana, en cualquier rincón de España, y sin dar cuentas a nadie. Y este cambio, por mucho que se pinte de innovador, no es nuevo. Es un círculo vicioso en el que cada vez que la derecha mete la pata el siguiente gobierno pasa a ser socialista, y viceversa. El hecho de que vivimos inmersos en un bipartidismo claro donde la ley electoral favorece a los partidos mayoritarios, es una realidad.
Sé que quien lea esta entrada se echará las manos a la cabeza cuando me vea comparar una aparente democracia con un sistema dictatorial. Tal vez sea ligeramente exagerado calificarlo así pero, como ya he dicho, nuestro único representante a partir de este momento será un único partido. Sus decisiones, sean buenas o malas, serán aprobadas siempre (excepto si desean reformar la constitución. En ese caso precisarían de más apoyos). La marea azul del PP ha invadido un país que se merece más representación de la que tiene, especialmente teniendo en cuenta que este partido solo ha conseguido el 48% de los votos. Personalmente, me resulta tremendamente injusto que el otro 52% de los votantes se quede sin una representación política dentro de un sistema que presume de ser democrático. Porque esto, señores, no es democracia.
La culpa, obviamente, es del sistema electoral. Pero soñar con cambiarlo por uno más igualitario es una utopía. Ni el PP ni el PSOE cambiarán nunca un sistema que les beneficia de forma tan gratuita en todas las elecciones.
He de añadir, sin embargo, que me agrada la subida en escaños por parte de ciertos partidos minoritarios. Nunca estos partidos tuvieron tanta representación parlamentaria como la que tendrán los próximos cuatro años. Y esto, en mi opinión, es bueno ya que refleja el disgusto de la población española con los partidos más mayoritarios. Es tiempo de hacerles un hueco a estos pequeños partidos, porque algunos de ellos tienen grandes ideas y muchas cosas que aportar. Seguramente no consigan nada, pero al menos se harán oír, y eso es mucho de cara a las próximas elecciones.
Sin salirme del tema de los partidos minoritarios me gustaría, haciendo un punto y seguido, aportar algo que oí ayer en la televisión: en Antena 3 Matías Parts se enorgullecía porque, según él, estas son las primeras elecciones donde ETA no se presenta a las elecciones. Yo le respondería con otra afirmación que escuché en otra cadena: querido Matías, "Amaiur es el partido de ETA". Quien se haya creído que ETA realmente ha puesto fin a su actividad es un ingenuo. No fue casualidad que proclamaran su final justo un mes antes de las elecciones, y es sólo cuestión de tiempo que vuelvan a actuar.
Para finalizar la extensa entrada de hoy quiero hablar sobre algo que me resulta realmente curioso. He visto que en varias redes sociales se habla de "rojos" y "fachas". Tal vez esté equivocada, pero me parece que estamos en el año 2011. Esos términos no reflejan sino a unas pequeñas minorías que se encuentran apartadas de una sociedad caracterizada por ideologías de centro-izquierda. En estas elecciones todos pedíamos un cambio radical, y cada uno ha elegido el cambio que mejor le ha parecido. Esto, sin embargo, no nos convierte en extremistas. Habrá habido decisiones más o menos acertadas, pero eso sólo el tiempo lo puede decir. Ahora lo único que podemos hacer es estar unidos, porque una sociedad fragmentada no tiene voz ni poder frente a las injusticias.